El sacerdote Filiberto Velázquez denuncia que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, y la fiscal del estado, Sandra Luz Valdovinos, han sido omisas ante la violencia que se vive en esa entidad. En entrevista con Óscar Uscanga (Reforma, 09.01.24) el sacerdote plantea que tiempo atrás ambas funcionarias fueron advertidas de las amenazas que lanzaba el crimen organizado contra los pueblos de la sierra y no hicieron nada.
El sacerdote, integrante del Centro de Derechos de Víctimas y Violencia Minerva Bello, asegura que tanto Salgado como Valdovinos estaban al tanto de lo que ocurría en la sierra y prefirieron lavarse las manos y dejar que las cosas pasaran. Las funcionarias habían sido informadas de que desde mayo de 2023 los pueblos estaban siendo atacados sistemáticamente por integrantes del cártel La Familia Michoacana (FM) y que usaban drones y armas de alto poder.
Dice el sacerdote que la masacre en Buenavista, municipio de Heliodoro Castillo, al inicio de este enero, es sólo una manifestación más de lo que ocurre en la sierra, que está bajo control del crimen organizado y no del gobierno del estado. El sacerdote, conocedor de la zona, plantea que, en los límites entre la sierra de Guerrero y Tierra Caliente, ya en Michoacán, había un pacto de no agresión entre la Familia Michoacana y el cártel Los Tlacos, pero éste se ha roto.
La Familia Michoacana decidió también controlar los territorios de la sierra que estaban en poder de Los Tlacos. Empieza así una guerra donde los habitantes de los pueblos de la sierra quedan atrapados. En versión del sacerdote, la Fiscalía del estado, de manera irresponsable, califica la masacre de Buenavista sólo como un altercado entre grupos delincuenciales.
No va al fondo de lo que ahora pasa en la sierra. Los pobladores, dice, me buscan y cuentan lo que está pasando, no siempre todo, tienen miedo a represalias del crimen. Están indefensos y el gobierno no los atiende. Todo Guerrero sabe que Evelyn Salgado ha decidido no intervenir en los temas de seguridad y la entidad se encuentra a la deriva.
El sacerdote sostiene que ahora las comunidades de la sierra de Guerrero están sin caminos, sin recursos y a merced del crimen organizado. A los pobladores lo único que les queda es dejar el lugar. Ante esa situación, los gobiernos no hacen absolutamente nada y se contentan con contemplar lo que ocurre.